El dibujo del jardín del hospital donde dos soldados heridos se están curando lleva una dedicatoria: «Al amigo escocés». La escribió un chico nacido en un pueblo del Pirineo y está dirigida a un brigadista de la Guerra Civil Española. Tanto el uno como el otro contribuyen a hacer memorable esta novela. Asistimos a la niñez y la juventud de Benet, a su amplio ambiente familiar, a como renuncia a la ciudad y, terminada la guerra, a una carrera artística. También, a su gran historia de amor y en la amistad, que ha crecido fuerte en momentos difíciles y se alza por encima de los años. El George nos informará de lo que todavía nos faltaba conocer de ambos y entonces, como si fuera un árbol, se da cuenta que ha puesto las raíces en la tierra del otro.
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